Durante una de nuestras últimas excursiones pajareras, nos adentramos en un bosque de coníferas con la intención de sobrellevar un poco mejor la canícula que estábamos sufriendo a lo largo de las últimas semanas.
En el bosque el calor seguía siendo sofocante pero, al menos, conseguimos esquivar los rayos de sol al tiempo que el silencio, sólo interrumpido de vez en cuando por el sonido de algún insecto, y la quietud del bosque nos envolvían.
A los pies de uno de los pinos encontramos unas cuantas egagrópilas, señal inequívoca de la presencia de un búho. Quizás, con suerte, aún se encontraba por las inmediaciones.
Búho Chico - Asio otus
Las egagrópilas son una especie de bolsas formadas por restos de alimentos que los búhos regurgitan. Son restos de huesos, plumas y pelos de pajarillos y roedores que los búhos no consiguen digerir.
Egagrópila
En la foto, además de hacernos una idea del tamaño que puede tener una egagrópila (véase la almendra que hay al lado), pueden apreciarse restos de huesos y pelos/plumas en la bolsa que forma la egagrópila.
Como la expectativa de que hubiera algún búho era muy esperanzadora, empezamos a rastrear detenidamente el bosque y no tardamos mucho en encontras más egagrópilas.
Egagrópila
De pronto vimos que, cerca del linde del bosque, un búho echaba a volar y se alejaba adentrándose en la espesura. Inmediatamente nos pusimos en marcha para intentar volver a tener un contacto visual y sacar alguna foto. Sin embargo, por más que buscamos por la zona en la que lo habíamos visto entrar, no pudimos dar con él.
Finalmente, cuando ya nos habíamos dado por vencidos y nos disponíamos a abandonar el bosque, vimos una figura inmóvil sobre una rama alta de un pino. ¡Ahí estaba! Y ahí había estado todo el tiempo, inerte, mirándonos y pasando olímpicamente de nosotros. Se trataba de un joven de Búho Chico (L 31-37 cm, E 86-98 cm).
Búho Chico, individuo nº1 - Asio otus
Búho Chico, individuo nº1 - Asio otus
Búho Chico, individuo nº1 - Asio otus
Tan pronto nos guiñaba un ojo amigablemente tal como se ve en el vídeo, como giraba la cabeza en plan despectivo.
Estábamos tan absortos con nuestro protagonista que tardamos un buen rato en percatarnos de que a un par de metros de distancia se encontraba su hermano.
Búhos Chicos - Asio otus
Por tanto, al menos había tres búhos en el bosque. El primero y más escurridizo, seguramente por ser adulto y más experto, se nos escabulló en la espesura, pero los intrépidos jóvenes, más curiosones que su progenitor, se nos quedaron mirando durante un laaaaaargo rato, hasta que nos marchamos.
Búho Chico, individuo nº2 - Asio otus
Búho Chico, individuo nº2 - Asio otus
Búho Chico, individuo nº2 - Asio otus
Búho Chico, individuo nº2 - Asio otus
Búho Chico, individuo nº2 - Asio otus
Durante un buen rato observamos cómo, al tiempo que abrían el pico, bibraba su garganta. Probablemente lo hacían para hiperventilarse como consecuencia de la sofocante temperatura que había que soportar. Aquí un vídeo en el que se ve lo que acabo de describir: