Las noches de otoño me encanta oír cómo pasan las grullas por encima de mi tejado. ¡Qué escandalosas son!
Pero lo que más me ha gustado este otoño es poder verlas de día a muy pocos kilómetros de casa, en la Reserva de Barthes (Saint Martin de Seignanx - Francia).
De pronto, las grullas deciden que ya es hora de partir y después de una brevísima carrera...
...echan a volar y, poco a poco, en grupos más o menos numerosos, se van yendo a los campos de los alrededores a pasar el día.